lunes, 1 de agosto de 2016

*ION* o Sobre la Ilíada (De la Poesía)



        En esta entrada voy a resumir brevemente el diálogo de Platón Ion, obra muy escueta y de la que se llegó a poner en duda la autoría de Platón. La fecha de composición es incierta, pero a través de ciertos nombres que se citan en la misma, se puede datar alrededor del 401 a C.

        En esta obra nos encontramos con un Sócrates que tarda muy poco tiempo en convencer a su interlocutor de las ideas erróneas que alberga acerca de la clasificación de la poesía como arte. Se dice que Platón ideó un interlocutor demasiado fácil de convencer, y por ello el diálogo es un buen ejemplo para aquellos que se introducen en el estudio del método socrático, de su dialéctica, ya que se puede leer con rapidez y ver cómo avanza con las preguntas y el tipo de las mismas (ironía y mayeutica), y el resultado de las mismas: que alguien descubra la verdad por sí mismo, con la ayuda de Sócrates como "partera" de almas. También es un buen texto para contraponer el saber filosófico y la poesía, ambos tratando de temas vitales, pero en un modo bien diferente: mientras la poesía tiene como objetivo la belleza y es subjetiva, la filosofía busca una explicación racional del orden natural y los temas humanos que sea universalmente válida; su objetivo es la verdad.

          Profundizando más en el tema del diálogo, también vemos que Platón usa la crítica a la poesía homérica como una crítica a la educación en la Antigua Grecia: si hasta ahora Homero y Hesíodo han sido la materia de estudio, la fuente de saber, tanto teórico (las cosmogonías y los mitos sobre la naturaleza) como práctico (estos textos eran la norma de conducta del ciudadano) mediante un uso bello del lenguaje, buscando más el deleite que la instrucción, desde Sócrates y los sofistas, la educación tiene otro objetivo deferente: la técnica del uso convincente del lenguaje en los sofistas, y la búsqueda de la verdad en la dialéctica de Sócrates - Platón. 

           Por último, y antes de escribir el resumen de la obra, decir Ion es el nombre de un joven rapsoda  (un artista ambulante que recita poemas en distintas poblaciones) originario de Éfeso (la cuna de Heráclito, "El Oscuro", el defensor del devenir, del todo fluye, y a quien Platón considera como anclado en la pura apariencia, sin atender al verdadero ser, el estático, único e inmutable de Parménides), y  que acaba de ganar un premio recitando a Homero en Epidauro.




        RESUMEN DEL ION DE PLATÓN.


       Sócrates se encuentra con el joven rapsoda Ion de Éfeso, quien viene de Epidauro, de las fiestas de Asclepios o "Grandes Esculapias", que se celebraban entre finales de abril y comienzos de julio, cada cuatro años, y durante tres días. Sócrates lo saluda, alabando la profesión de rapsoda, ya que deben atender a su presencia y conocer a conde el pensamiento de los poetas, sobre todo de Homero, ya que, según Sócrates, el rapsoda interpreta "el pensamiento del poeta ante sus oyentes". Ion se jacta de su arte y de ser el mejor intérprete de Homero.

       Entonces le pregunta Sócrates si conoce a algún otro poeta, además de Homero, e Ion responde que su interés se centra en Homero y ningún otro, afirmación que extraña a Sócrates, ya que los poetas tocan temas comunes, y para poder determinar quién de ellos lo hace mejor, es necesario conocer a ambos para tener elementos de juicio. Queda perplejo Ion, y reconoce ante Sócrates que a él le sucede algo raro: sólo se interesa por Homero, y nada por ningún otro poeta; ante ello, Sócrates hace su diagnóstico:

              "...para todo el mundo está bien claro que tú eres incapaz de hablar de Homero en virtud de un arte y de una ciencia.Si fuera el arte lo que te daba la capacidad de ello, estarías también en disposición de hablar de todos los demás poetas sin excepción" (532 b).





      Se pasa así a la parte del diálogo en la que Sócrates definirá con más concreción el problema a tratar, que en este caso es determinar si existe un arte de la poesía en general (tesis de Ion), o por el contrario, la poesía no puede ser clasificada como arte o como ciencia. Comienza examinando diferentes artes , como la pintura, la escultura y la música, y hace ver a Ion que , para considerar a alguien versado en alguna de ellas, no es suficiente con conocer a una única persona que se dedique a ella, e Ion conviene con Sócrates en este punto, pero sigue insistiendo en que, sin saber por qué, él nada más puede interpretar a Homero, y por ello, Sócrates determina que en el joven rapsoda sucede algo sobrenatural: su capacidad y arte de recitar no es una técnica, arte o ciencia, sino que responde a la posesión de una fuerza divina:

           "(...) Este don de hablar bien sobre Homero es, en ti, no un arte,..., sino una fuerza divina. Ella es la que te impulsa y pone en movimiento como ocurre con la piedra que Eurípides denominó magnética y que comúnmente se llama de Heraclea..." (532 d-e).

    Según Sócrates, a los poetas líricos le sucede lo mismo que a las piedras o virutas de hierro, que son atraídas por el imán , sin poder resistirse; en el caso de los poetas, son las musas las que ejercen como imán, y los poetas , las piedras o virutas de hierro que los imantan. Es por ello que los poetas se tienen como sagrados.Y como dependen de las Musas, sólo se les da bien un género en el que sobresalen - ditirambos, encomios, pantomimas, epopeyas, yambos -, siendo mediocres en los demás. Por todo ello, no son dueños de su arte, sino instrumentos de los dioses, como profetas y adivinos que se "vacían" de sí mismos para dar cabida a la divinidad.

      De los poetas, pasa entonces a considerar a los rapsodas, que interpretan lo que los poetas han proferido cuando han sido poseídos por la divinidad; son intérpretes de intérpretes. Pregunta Sócrates a Ion qué le sucede cuando interpreta pasajes de Homero patéticos, fuerte, dramáticos, e Ion responde:"...cuando recito algún pasaje patético, mis ojos se llenan de lágrimas; si lo que recito es un pasaje terrible o extraño, del miedo que siento se me ponen de punta los cabellos y el corazón me late con fuerza" (535 d).

        Con tal descripción, ve Sócrates claro que una persona en tal estado no es dueña de su razón, y lo mismo sucede con los espectadores, imantados por la divinidad como las piedras de Heraclea a las que anteriormente hizo referencia: la divinidad imanta al poeta, este al rapsoda, que atrae al público, "(...).Y la divinidad , a través de todos estos intermediarios, arrastra hacia donde le place el alma de los humanos, haciendo pasar esta fuerza de los unos a los otros" (535 e).




       
     Sócrates hace ver a Homer que está poseído por Homero, y ello no es arte ni ciencia, sino oun privilegio divino. Ion no cree estar en ese estado de trance, sino que cree conocer suficientemente a Homero.

     (En este punto hemos alcanzado el punto de inflexión del método socrático: se ha obrado con las preguntas para deshacer los falsos conocimientos instalados en el alma de su interlocutor. Estas preguntas pueden ser jocosas o parecer poco serias, pero han cumplido su función desde el momento en el que Ion ha reconocido no poder explicarse qué le pasa con su actividad como rapsoda; es el momento en el que Sócrates cambiará la forma de preguntar, ahora teniendo como objetivo construir conocimiento verdadero en su interlocutor, y no meramente destruir lo que hubiere en él de falso o erróneo. Recordemos que la primera parte del método se denomina IRONÍA, y la segunda MAYEUTICA , o arte de "partear almas" (sobre la relación de Sócrates y al arte de las parteras, ver la siguiente entrada: http://mujeresparalahistoria.blogspot.com.es/2014/10/un-espacio-casi-femenino-comadronas.html).

    Comienza Sócrates a preguntar a Ion sobre pasajes de Homero que traten sobre las artes del auriga, el médico, el pescador o el adivino, y conviene Ion con Sócrates en que, quien más sabe sobre cada una deseas artes son las personas que se dedican a ellas. A continuación, pide Sócrates a Ion que cite algún pasaje sobre el arte del rapsoda y sus particularidades, e Ion le dice que todos lo son, ante lo que Sócrates lo acusa de tener mala memoria, pues trata de otras artes y ninguna es la del rapsoda.
Ante ello, responde Ion que el arte y la ciencia sobre la que versa su actividad es el lenguaje adecuado para cada persona y cada actividad, ante lo que Sócrates pregunta si el lenguaje de un capitán de navío, un esclavo o una hilandera lo conocen mejor los rapsodas que cada uno de ellos.
Acorralado Ion, afirma que su arte es como el de los generales, y Sócrates le dice que si es igual ser un rapsoda que un general, no entiende por qué no va viajando por toda Grecia dirigiendo ejércitos en vez de recitando, y que hay ejemplos de generales extranjeros en Atenas, y que ser de Éfeso no iba a ser obstáculo.

      Se llega así al planteamiento del dilema: o Ion es un verdadero artista sobre Homero, y no le ha mostrado a Sócrates su arte en absoluto, y es así un hombre injusto, o bien, no tiene arte, sino que es poseído por la divinidad, y es entonces un hombre divino. Ante el cual, Ion acepta:

 I  - (...)" Es mucho más bonito que se me considere divino".

S  -"Pues bien, Ion, te concedemos lo que te parece más bello: el ser divino y el carecer de los conocimientos del arte en tus elogios sobre Homero) (542 b).