lunes, 5 de agosto de 2019

Cine y literatura: Frankenstein y Henry James

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        Todos sabemos que el verano nos trae mucho tiempo de relax y en el que nos es dado pensar con un poco más de tranquilidad, pero a veces también con una cierta audacia que la rutina nos anestesia. Fruto de este tiempo libre y de ver películas y leer libros es el siguiente artículo, publicado inicialmente en Anthropocinema, el blog de cine que compartimos Encarnación y María Lorenzo y yo misma. Pero, por si alguien de vosotros todavía no lo ha descubierto, os pego aquí el artículo completo. 

          Espero que disfrutéis de la lectura, de buena literatura y buen cine en el verano.





I.- INTRODUCCIÓN.-


   El Jovencito Frankenstein es una genial comedia de 1974, dirigida por Mel Brooks y con guión de Mel Brooks y Gene Wilder, protagonista de la cinta como el científico Frederick Frankenstein, nieto de Víctor Frankenstein, el creador del monstruo original. La cinta es una parodia de las películas que la Universal rodó en los años 30 adaptando la novela de Mary Shelley, Frankenstein o el moderno Prometeo, y en ella usa incluso el atrezzo del laboratorio creado por Kenneth Strickfaden para la película de 1931 Frankenstein con Boris Karloff como el monstruo.

    En la comedia, el doctor Frederick Frankenstein es profesor universitario en Estados Unidos, y  se presenta dando clase de anatomía del cerebro y la explicación del impulso nervioso. Todo es muy aséptico, racional y él se defiende continuamente de las relaciones que un estudiante pretende establecer entre su trabajo y el de su abuelo, el famoso creador del monstruo que acabó tan trágicamente (referencia a la historia de Mary Shelley narrada en la película de James Whale).
   
        En la comedia de Brooks nos encontramos con personajes inolvidables, como Marty Feldman en el papel de Igor, negando su evidente joroba y protagonizando los gags más divertidos de la película, y cuya forma de mirar y dirigirse directamente al público hacen partícipe al espectador de la historia  que se está narrando. También está la hierática Frau  Blücher, la pronunciación de cuyo nombre hace relinchar a los caballos, y por último, el personaje que nos interesa en esta entrada: Inga, la ayudante del doctor Frankenstein, caracterizada por una ingenuidad tan abrumadora que a veces parece que está escondiendo segundas intenciones, una espontaneidad creadora de equívocos procaces que la hacen ser un personaje parecido a la Daisy Miller de Henry James en su narración del mismo título. Daisy Miller es tenida por un prototipo de joven ignorante de las reglas que rigen las relaciones sociales, en su caso, entre la clase acomodada de americanos que, a principios del siglo XX, viajaban a Europa a pasar varios meses - como poco - en un gran tour cuyo fin era adquirir una pátina de cultura y sofisticación, una joven cuyas proferencias llevan al narrador de la historia - el señor Winterbourne - a pensar que la joven es un bello flirt sin más.

        


II.- LA HISTORIA  DE FRANKENSTEIN.

       a) La novela.
                
               El verano de 1816 no fue un verano cualquiera; se conoce como el verano en el que no hubo verano( las razones de todo ello las expondrá Encarnación Lorenzo en una futura entrada), pero la pertinaz lluvia en los Alpes suizos nos regaló una historia que entraría en la mitología occidental por derecho propio: Frankenstein o el Moderno Prometeo, obra de Mary Woolstonecraft Godwin (posteriormente Mary Shelley), hija de la activista por los derechos de las mujeres, y autora de A Vindication of the Rights of Women, Mary Woolstonecraft. La madre murió al nacer Mary, y ésta se crió con su padre en un ambiente de ideas radicales, rodeada de pensadores como William Blake o Thomas Payne, y poetas como Lord Byron o Percy Bysshe Shelley - con quien huyó en un tour por Francia, Suiza y Alemania, siendo él un hombre casado. Precisamente en esta escapada de los amantes, y en la compañía de Lord Byron, se retaron a conjurar el aburrimiento producido por la incansable lluvia escribiendo historias de miedo. Fue Mary la que ganó sin discusión con su narración sobre los límites de la ciencia y la reflexión moral acerca del progreso de la ciencia y la técnica; una historia del orgullo del ser humano al creerse poseedor de la razón que le permitirá conocer todos los secretos de la naturaleza y enmendarla en aquello que considere oportuno, como es el caso, en la historia, de borrar los límites entre la vida y la muerte.




    La historia que narra es la del joven Victor Frankenstein, un suizo que vive en Ginebra y lee antiguos libros de alquimia, que complementa con estudios de Filosofía Natural y Química en la universidad de Ingosltat. Queda fascinado por el "secreto de la vida", y con los conocimientos modernos y las técnicas más avanzadas de la época, crea un monstruo a partir de diferentes partes de cadáveres, y es capaz de traerlo a la vida. En este proceso podemos rastrear la confianza ciega en el progreso de la razón humana propio de la Ilustración, y la seguridad  que el ser humano encuentra en el conocimiento científico , apoyado por la experimentación, y que culmina en avances técnicos, una visión muy propia del positivismo del siglo XIX. Sin embargo, el joven queda horrorizado por su creación; el remordimiento y las dudas morales lo asaltan. El monstruo, por su parte, no entiende la reacción de quien lo ha creado, y al sentirse rechazado y abandonado, desaparece buscando venganza.
En esta huida hacia adelante, matará a las personas que más importan a su creador, y a alguna otra de forma accidental; su soledad y su monstruosidad lo convierten en un ser desgraciado, rechazado por todos y visto con horror y asco. Una creación fallida de la técnica humana, pero que es humano en sí mismo, ya que está dotado de razón, lenguaje y sentimientos y deseos profundos que lo impulsan a actuar de esa manera.

      La culminación de la venganza viene cuando el monstruo, rechazado por los humanos, le pide a su creador que le haga una compañera como él, alguien que comparta su monstruosidad para que no lo rechace y pueda sentirse acompañado; Victor accede, pero, cuando su creación está casi terminada, se ve incapaz de encarar una nueva criatura con vida propia y libre arbitrio, un ser humano de origen horrible. En ese momento aborta su proyecto, destruye a la nueva criatura por acabar, y el monstruo entonces se enfurece y busca una venganza que hunda a su creador: rapta y mata a su flamante esposa, Elizabeth. Tras ello, ambos huyen hacia las tierras frías y heladas del Polo Norte en una persecución sin final, hasta que los encuentra por separado el capitán de navío Robert Walton, y al que ambos cuentan la historia desde su perspectiva, dándonos la oportunidad, a los lectores, de completar ambos ángulos de visión de los hechos narrados. Destaca el relato del monstruo, que nos aparece como un ser auténticamente racional y dueño de un lenguaje capaz de expresar sentimientos profundos y pensamientos elaborados, un verdadero moderno Prometeo alejado del monstruo cinematográfico que carece del lenguaje ( en El Jovencito Frankenstein lo logra cuando su creador le cede parte de su intelecto).

      De esta historia original se han hecho diversas adaptaciones cinematográficas, no siempre fieles a la novela pero que han poblado el imaginario monstruoso de nuestra cultura.

       b) Las películas.
 
        De entre la extensa filmografía que trata del mito de Frankenstein, voy a destacar algunas de las cintas de mayor relieve:

            La primera versión de la novela data de 1931, de la mano de James Whale, que rodó El Doctor Frankenstein con Boris Karloff como el monstruo, y la imagen de densa capa de maquillaje que llevaba. La ambientación es extraordinaria, y la atmósfera del laboratorio es una clásico que será explotado en cintas posteriores como La Novia de Frankenstein El Jovencito Frankenstein. La fotografía en blanco y negro y los encuadres expresionistas la hacen una excelente adaptación de la novela, buscando un acercamiento al público y prescindiendo de las profundidades filosóficas de la novela.

        

     En 1935 Whale rodó La Novia de Frankenstein, en la que retoma pasajes de la novela no tratados en la cinta anterior, y que cuenta con una introducción que hace referencia a las circunstancias de la redacción de la novela: se encuentran Mary Shelley , Percy B. Shelley y Lord Byron tras haber contado esta su obra - que es lo narrado en la película anterior -  les dice que su verdadera intención era dar una lección moral, y que la historia no está completa, y comienza el relato en el que salen momentos importantes de la narración, como el encuentro con el ermitaño ciego, su huida al cementerio  y la creación de una compañera para él. Esta nueva criatura gritará asustada cuando, una vez recobrada la vida, vea al monstruo, quien, sin esperanza de ser amado por nadie, acaba con él, su compañera y su creador. 



      La primera adaptación en technicolor, y bastante fiel a la novela de M. Shelley, es La Maldición de Frankenstein, de Terence Fisher en 1957, con Peter Cushing como el doctor Frankenstein y Christopher Lee como la criatura.


   En los años 70, en un mundo más desenfadado y libre, se hacen unas adaptaciones peculiares: hay una producida por Warhol y dirigida por Paul Morrisay y Antonio Margherity en 1973 titulada Carne para Frankenstein, un producto bizarro en el que el sexo es un elemento de peso, y cuyas similitudes con la historia original son lejanas. La otra adaptación peculiar es la comedia de Mel Brooks que nos ocupa, y a la que dedicaremos un apartado íntegro.


 
     Ya en los años 90, y tras la adaptación fiel de Dracula de Bram Stoker por parte de F. F. Coppola, Kenneth Brannagh se planteó hacer algo similar con la novela de Mary Shelley, y así tenemos la cinta de 1994 Frankenstein de Shelley, en la que Brannagh no sólo dirige sino que también interpreta al joven científico Frankenstein peleando con su criatura - Robert de Niro - entre los hielos del Polo Norte y narrando su historia al capitán Walton.




III.- *EL JOVENCITO FRANKENSTEIN* Y UN PERSONAJE: INGA.-

        La película de Mel Brooks es una adaptación en clave de comedia de la obra de Shelley, pero también un rendido homenaje a las películas de Whale de los años 30, como ya hemos apuntado anteriormente, que usa sus mismos decorados del castillo y el laboratorio y la filmación en blanco y negro. Pero la historia se despega de todo la anterior en tanto en cuanto el protagonista es el nieto de Víctor Frankenstein, Frederick Frankenstein, que reside en Estados Unidos y da clase en una universidad, en un ambiente racional, científico, aséptico y totalmente alejado de monstruosidades y "sueños de la razón"; él es consciente de los límites del saber y el hacer humano, y por ello, desea a toda costa alejarse de su antepasado, llegando a cambiar la fonética de su apellido.

   Pero el pasado y los lazos familiares no se disuelven sin más: recibe una herencia de su abuelo y tiene que ir a Transilvania a hacerse con ella. Allí será recibido por Igor, su colaborador  jorobado - genial Marty Feldman - y su ayudante, Inga (Terri Garr ), una joven que lo espera en el carromato con el que van a recogerlo, comenzando aquí los equívocos de la cinta. La joven no parece tener ninguna formación científica, y a lo largo de la película veremos que su intelecto no es muy ágil, pero su espontaneidad y capacidad para consolar al doctor ante las adversidades del experimento la hacen un personaje peculiar. 


         En el castillo son recibidos por Frau Blücher, y ella los conducirá hasta la biblioteca personal del Barón - el autor del monstruo - y el joven Frederick decide seguir los pasos de su abuelo. 

    Consigue crear al monstruo y darle vida, pero éste tiene un cerebro anormal y huye del fuego; en su huida se encuentra con una niña y un ermitaño ciego, aunque finalmente es capturado y, en esta adaptación, su propio creador lo reconoce, y el monstruo se siente amado hasta el punto de aprender normas de conducta para presentarse en sociedad. En esta presentación, el monstruo vuelve a huir del fuego y a ser buscado por todos. Mientras tanto, llega al castillo Elizabeth, la novia de Frederick Frankenstein - mucho más cercano ahora a Inga - que será raptada por el monstruo. Este demuestra ser un gran amante, y Elizabeth se enamora de él. Mientras tanto, el doctor Frankenstein piensa que la única forma de que el monstruo pierda su monstruosidad y se humanice es que él le haga una "transfusión" de cerebro, lo que están realizando cuando llega la turba a linchar al monstruo. A pesar de no estar acabado el proceso, la criatura demuestra que ha conseguido logos, razón y lenguaje capaz de persuadir a las personas de lo injusto de su acción. El monstruo se casa con Elizabeth - quien tras su encuentro con él  lleva una estética similar a la de Elsa Lanchester en La novia de Frankenstein -, mientras que Frederick lo hace con Inga. El doctor cedió al monstruo parte de su cerebro, mientras el monstruo le ha cedido parte de su potencia sexual.


           En esta película el personaje de Inga es uno de los que se recuerdan por su forma de hablar y comportarse, ya que no parece muy ortodoxo que lo primero que le diga al científico al serle presentado es si "quiere revolcarse por la paja", ya que las ambigüedades y dobles sentidos del lenguaje hacen que no sea visto como apropiado. Parece que la joven está lejos de ser una persona cultivada y conocedora de las normas de urbanidad más elementales. Estos equívocos se multiplican a lo largo de la película, como cuando hablan del cadáver que van a coger para ponerle el cerebro de un prohombre y traerlo de nuevo a la vida, y la única reflexión que hace es que, si todo en él es enorme..."¡¡¡tendrá un rabo enorme!!!", o cuando consuela al doctor tras lo que parecía un intento fallido de haber dado vida a la criatura. Son estos los elementos que nos llevan a establecer un paralelismo entre este personaje de la película y la protagonista del relato de Henry James Daisy Miller, aunque ambas procedan de tan diferentes fuentes creativas y el tono de ambos relatos sea tan diferente: con la intención de entretener, mover a la risa y a pasar un rato desenfadado en la película y  con la de establecer una lección moral por parte del  gran novelista. 

IV.- HENRY JAMES.


      Henry James es un reputado novelista angloamericano, nacido en Nueva York dentro de una familia con grandes inquietudes intelectuales (su padre era filósofo y teólogo amateur, y su hermano William una figura principal en la filosofía y la psicología norteamericana), que pasó gran parte de su vida en Europa, de la que admiraba su cultura, costumbres y logros a lo largo de los siglos. Su familia viajó a Europa por períodos de dos o tres años varias veces en la vida de Henry y sus hermanos, buscando la mejor formación posible para ellos. Cuando Henry cumplió los 26 años hizo su primer gran tour en solitario por Inglaterra, Suiza y Alemania, y en 1875 se estableció definitivamente en Europa. 

      En la Norteamérica posterior a la Guerra Civil, la industrialización originó una nueva clase social de americanos ricos que viajaban a Europa durante grandes temporadas tanto para demostrar que estaban en la cúspide del éxito social y financiero como para adquirir una pátina de cultura y costumbres refinadas que los distanciaran del común de los americanos, más abiertos y menos cultivados. Esta clase de personas son el objeto de la prosa exquisita y cuidada de Henry James, los círculos acomodados americanos que viajaban por Europa pero, según James, no eran capaces de disfrutar del viaje, sino que lo vivían como una pesada carga. Esta temática hizo que James fuera tenido por un escritor elitista, pero él en realidad exploraba las complejidades de la percepción humana, los refinamientos de la sensibilidad y los estados mentales de la gente cultivada, atada a estrictos códigos de conducta.

     La contraposición de el Viejo y el Nuevo Mundo es un tema recurrente en James, y lo que se conoce como "el tema internacional". Para James, los americanos son gente directa, ruda, espontánea, inocente y con poca experiencia frente a la sofisticación y relativismo de la cultura europea. Para James, América sale perdiendo en la comparación, puesto que ve su cultura como superficial y estéril frente a la riqueza de la cultura europea, pero ello no significa que considere América como moralmente inferior a Europa, ya que frecuentemente adjetiva a Europa como "corrupta", pero sí destaca esa inocencia del americano que se torna  ingenuidad.

       La novela Daisy Miller dio una gran fama a su autor, a pesar de tener obras mucho más grandiosas y redondas que esta pequeña pieza construida a partir de un cotilleo que le contaron sobre una joven americana que había sido "cazada" por un joven romano de llamativo porte, pero de inciertos orígenes. A partir de estos mimbres, James construyó la historia de una joven americana rica que viajaba con su madre y su hermano menor por Europa. En Suiza conoce a otro americano, llamado Winterbourne, que queda asombrado por la belleza de la joven, a la vez que por la inconsciencia de su conducta, su ignorancia sobre la estructura de las clases sociales y los códigos de conducta vigentes en la sociedad americana acomodada que pasaba temporadas en Europa. Winterbourne, en su primer encuentro, piensa que la joven es un hermoso flirt, pero pronto se da cuenta de su inocencia e ignorancia, y sus acciones espontáneas y poco meditadas, como cuando accede a ir con él de visita al castillo de Chillon sin otra compañía. El colmo del escándalo entre las señoras americanas se produce cuando Daisy estrecha lazos con un joven italiano llamado Giovanelli. Pero el final es trágico, y la joven muere de malaria al haberse expuesto al aire del Coliseo, tenido por insano en aquella época. 



V.- ELEMENTOS DE COMPARACIÓN.-

         Una vez que conocemos las dos obras tan dispares, y a las dos jóvenes moralmente tan parecidas, vamos a establecer las similitudes y las diferencias que hay entre ambos mundos. 

     En primer lugar, en la novela y en la película encontramos el tema internacional, si por él entendemos las diferencias entre Europa y América, pero en la comparación de la película, la forma de relacionarse el Viejo y el Nuevo Mundo ha cambiado sensiblemente: América es ahora la primera potencia mundial y ha ayudado a Europa a sacudirse el monstruo de los totalitarismos, y a llevar a cabo su reconstrucción. Al mismo tiempo,  a América han ido a parar las grandes cabezas de la ciencia que han tenido que huir de Europa por la persecución antisemita de los nazis. Por ello, América es ahora la dominante, el mundo del saber, la razón, la técnica, el pragmatismo y las oportunidades. Europa es decadente, ha quedado sin gran parte de su potencial intelectual y está sumida en sus viejas ideas e incluso supersticiones. En la película de Brooks se ve esta inversión en el joven doctor Frankenstein, cuya vida se desarrolla en América en este ambiente intelectual y racional; cuando llega a Europa, el mundo que le aparece es el mundo de lo irracional, las masas que se echan a la calle para acabar con los monstruos y sus creadores y lugares muy poco modernos y llenos de superstición.

     En cuanto a las dos jóvenes, vemos que ambas son irreflexivas y se dejan llevar por su espontaneidad, no pensando lo que dicen y llevando a equívocos al personal que tienen a su alrededor, pero mientras Daisy Miller escandaliza al mundo bienpensante de mujeres americanas mayores en Europa, Inga sólo lo hace con Frau Blücher; ambas dejan descolocados a dos hombres todavía jóvenes pero más maduros y experimentados que ellas. Winterbourne, en el caso de Daisy Miller quedará atrapado en un sin vivir por intentar estar pendiente del comportamiento de Daisy, y quedando relegado a contar su historia desde fuera, mientras que Frederick Frankenstein soporta el auxilio de una ayudante tan poco avispada, pero siempre dispuesta a estar a su lado.

     Estos serían los elementos que nos han llevado a comparar a Inga y a Daisy Miller, mujeres protagonistas de dos historias totalmente diferentes, pero que responden a un mismo cliché: cómo actuar en el mundo que nos ha tocado vivir, siguiendo las normas y renunciando a lo que somos, o hacer lo que nos plazca sabiendo que seremos juzgados. Es el eterno dilema moral del ser humano.



FUENTES CONSULTADAS

https://en.wikipedia.org/wiki/Daisy_Miller

https://en.wikipedia.org/wiki/Henry_James

http://www.diariodeleon.es/noticias/filandon/frankenstein-mary-shelley-y-sus-versiones-cinematograficas_529439.html

http://www.abandomoviez.net/db/pelicula.php?film=969

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