Luces
de Bohemia es una de las obras teatrales de la etapa de los
esperpentos del escritor Ramón María del Valle-Inclán. La obra
narra las ultimas horas de la vida de Max Estrella, un poeta español,
ya anciano, miserable y ciego que gozó en algún momento de cierto
reconocimiento. En su camino por un Madrid oscuro, turbio, marginal y
sórdido le acompaña Don Latino de Hispalis y le dan réplica
algunos otros personajes de la bohemia madrileña de la época. En
sus diálogos se critica a la cultura oficialista y a la situación
social y política de una España condenada a no reconocer a sus
próceres. Finalmente, la obra acaba con la muerte de Max Estrella y
se prolonga con su velatorio. El drama se cierra con un borracho que
grita: “¡Cráneo Previlegiado!”, expresión que se repite a lo
largo de la historia y que resume el enfoque esperpéntico de la
misma. A través de Luces de Bohemia transciende todo el
esperpento que tiene como fin destacar la decadencia y la
imposibilidad de la vida literaria en la sociedad española.
Valle-Inclán ironiza, satiriza y estiliza grotescamente la realidad.
En
la obra de Valle Inclán se aluden una serie de acontecimientos
sucedidos en España entre principios de siglo y 1924.
España
era en esa época un país rural, con una industrialización
creciente en focos alejados del poder político (Cataluña y
Euskadi), con salarios muy bajos, altos niveles de analfabetismo y
gran conflictividad social a los que el régimen político de la
Restauración, basado en la alternancia de poderes entre los
liberales y los conservadores, ya no sabía dar respuesta.
En
Luces de Bohemia se hace referencia a la pérdida de las
colonias españolas de América en 1898, a la semana trágica de
Barcelona en 1909, donde los obreros se negaron a abandonar las
fábricas para ir a la guerra de Marruecos; a la Revolución Rusa de
1917; a la huelga General de 1917, a la Ley de Fugas, vigente desde
1915 hasta 1921; a la Dimisión de Maura en 1909; a Prieto, nombrado
por Alfonso XII presidente del Consejo…
Incluye
también zarpazos a los políticos de diverso signo: Castelar,
Romanones, y especialmente a Maura. Tampoco el rey se libra de
ironías. Se arremete de diferentes modos contra el mal gobierno y la
corrupción. Se fustiga al capitalismo y al conformismo burgués. Se
critica la religiosidad tradicional y vacía y la crítica de
figuras, escuelas: teosofía, sufragismo, maltusianismo o
instituciones literarias (Burlas de la Real Academia, del Modernismo
tardío o de escritores concretos: Benito Pérez Galdós (“Don
Benito el Garbancero”)
Ante
un estado incapaz de actuar, la monarquía promueve el golpe de
estado de Primo de Rivera en 1923. Sin embargo, el cambio no sirve
para regenerar el panorama político y social y el fin de la
dictadura arrastra a la monarquía, y en 1931 se proclama la II
República, poniendo fin a la etapa de la Restauración.
Todo
esto es resultado de una etapa anterior de esplendor .
Tras
el descubrimiento de América en 1492, España exploró y colonizó
grandes extensiones de territorio en América, desde el actual
sureste de EEUU, México y el Caribe hasta Centroamérica, la mayor
parte de Sudamerica y la costa noreste de Norteamérica , actual
Alaska y Columbia Britanica.
Todos
esos territorios se integraron en la corona de Castilla y más tarde
a la española.
Con
el descubrimiento y asentamiento de varios archipiélagos del
pacifico a finales del s. XVI, se incorporaron al imperio las indias
orientales españolas (Filipinas, Marianas y Carolinas).
El
imperio español llegó a alcanzar unos 20 millones de km².
La
decadencia del imperio español empezó a lo largo del s. XVII,
durante los reinados de los denominados austrias menores, (últimos
reyes de la casa de Austria, Felipe III, Felipe IV y Carlos II),
debido a una crisis económica , causada por los gastos de la guerra,
la perdida de muchos territorios conquistados, la disminución de la
llegada de plata y otros minerales de las Américas…
La
corrupción, la vida suntuosa y las malas administraciones terminaron
por enterrar el “Imperio donde no se ponía el sol”.
Se
podría decir que Max Estrella es una especie de Sócrates en el
Fedón
de Platón.
El
Fedón
narra las últimas horas de vida de Sócrates, antes de ser condenado
a muerte bebiendo cicuta, al igual que Luces
de Bohemia
narra las últimas horas de Max Estrella.
Pero
la manera de entender la vida en la época en la que viven ambos es
bastante diferente.
Hacia
500 a.C, la mayoría de las polis griegas formaron un frente común y
derrotaron al ejército persa en la llanura de Maratón. Atenas
lideró la guerra contra los persas y vivió a partir de entonces una
época de esplendor: bajo el gobierno de Pericles, se consolidó y
mejoró el sistema democrático y reconstruyó la Acrópolis.
Al
contrario que en la época en la que sucede Luces
de Bohemia,
en Grecia se le daba una enorme importancia a todo lo relacionado con
el lenguaje. Con el triunfo de la democracia en Atenas, la
importancia de la palabra, se revalorizo aún más.
Atenas
era una democracia gobernada por la asamblea de ciudadanos, donde una
brillante oratoria era la condición indispensable para imponer los
propios criterios a los demás.
Pericles
promovió las artes y la literatura. Por esta razón Atenas tiene la
reputación de haber sido el centro educacional y cultural de la
Antigua Grecia. Comenzó un ambicioso proyecto que llevó a la
construcción de la mayoría de las estructuras supervivientes en la
Acrópolis de Atenas, incluyendo el Partenón.
Su
programa embelleció la ciudad y sirvió para exhibir su gloria, a la
que dio empleo a muchos ciudadanos.
Además,
Pericles defendió hasta tal punto la democracia griega que algunos
de sus críticos le consideran populista.
Para
defenderse de cualquier nuevo intento de agresión por los persas, se
formó la Liga de Delos.
La
batalla de Salamina marcó un punto de inflexión en las Guerras
Médicas. Tras este combate naval, el Peloponeso y por extensión
Grecia, se salvaron de la invasión. Los persas sufrieron un duro
golpe a su prestigio moral, además de grandes pérdidas materiales y
humanas. Salamina decidió un giro decisivo en el balance de fuerzas
a favor de los griegos que culminó en su victoria final y en una
reducción considerable del poder persa en el mar Egeo.
Pericles
había gobernado Atenas a lo largo del siglo V a.C, haciéndole
alcanzar a la ciudad un nivel de satisfacción, rara vez visto en la
historia de la humanidad. En el régimen interno todo marchaba bien,
pero el descontento de las ciudades de la Confederación de Delos,
iba en aumento. La política exterior seguida por Atenas no dio los
mejores resultados; los miembros de la Liga estaban bastante
descontentos.
Atenas
era la ciudad-estado que dominaba y subyugaba al resto de Grecia, los
ciudadanos sometidos querían la independencia.
Con
anterioridad, en el 550 a.C, se había fundado la Liga del
Peloponeso, dirigida y dominada por Esparta. Aprovechando el
descontento general de las ciudades griegas, empezó a enfrentarse a
Atenas.
En
el 431 a.C se desató una serie de guerras cruentas. El casus belli
fue que la isla de Corcira (Corfú) tenía una disputa con Corintio,
ciudad aliada de Esparta, y Atenas ofreció ayuda a dicha isla. Así
comenzaba la Guerra del Peloponeso, con duración de 27 años. Atenas
mostró su superioridad por mar, Esparta lo hizo por tierra.
Los
espartanos invadieron el Ática, territorio perteneciente a Atenas.
Pericles
tuvo que proteger a su gente detrás de las grandes murallas la
hacinación y condición higiénica desencadeno una epidemia de peste
que causo la muerte de miles de personas, y el propio Pericles (429
a.C)
A
Pericles no le sustituyó ningún gran estadista que hubiera podido
continuar su labor. Nicias y Cleón pasaron sin pena ni gloria.
Más
tarde, el político y general Alcibíades llevó una política poco
afortunada, entre guerras contra Esparta y traiciones a su ciudad,
Atenas. (Alcibíades aparece también en los diálogos de Platón
como discípulo de Sócrates).
Alcibíades
fue ensalzado y destituido del mando varias veces, refugiándose
finalmente en Frigia y muriendo asesinado más tarde.
La
devastadora guerra del Peloponeso dio la victoria a Esparta, a
finales del siglo V a.C, haciendo estragos en Atenas, que perdió
definitivamente su hegemonía.
BIBLIOGRAFÍA
Coplestone,
Frederik
Historia
de la Filosofía. 1:Grecia y Roma. Ed. Ariel, S.A. Barcelona, 1999
(5ºEd)
Platón:
El banquete. Filosofia Hoy. Ed. Santillana. Madrid, 1996.
Roser
Martinez, Carlos. Platón. La República VI (18-21) y VII (1-5)
Ed.
Diálogo. Valencia, 2009.
Apuntes
de Luces de Bohemia
No hay comentarios:
Publicar un comentario